lunes, 28 de febrero de 2011
La Filosofía Gestalt y la Consciencia
Por: M.P.G. Carlos Esteve Gutiérrez
Vivir y sentir la realidad no es posible sin darse cuenta. Darse cuenta de uno mismo, de los demás, del mundo. Todo este engranaje implica un sin fin de procesos y de estructuras, no obstante todo se reduce a una cuestión: conocer. Pero este conocimiento no es meramente reproductivo, sino es también elaborativo, lo cual implica que darse cuenta no es sólo dar cuenta de un fenómeno, sino también saber que se está dando cuenta de determinado fenómeno, es decir, ser conciente. La conciencia es un conocimiento que se usa voluntariamente a favor del ente conciente, dicho conocimiento es universal en todos los organismos, no obstante no está presente en todos de la misma forma, incluso puede variar cualitativamente en cada especie.
Todo organismo puede establecer cierto nivel de conciencia. En estados inferiores del desarrollo, los organismos, sólo pueden reconocer influencia del medio que atañe directamente a las funciones vitales y por lo tanto con su conservación, así por ejemplo una planta se mueve en función de la luz o un león va tras su presa. Para que la planta se mueva en función de la luz es, primero, indispensable que la planta sea conciente de la luz, así mismo, para que el león vaya tras su presa en necesario que antes sea conciente de que ésta está cerca y que puede alcanzarla. Todo esto implica cierto nivel de conciencia, sin embargo es ésta muy primitiva, pues se queda en el estatus de la supervivencia.
Es cierto que el ser humano, dado que es también un organismo, el más complejo por cierto, es de igual forma un ente en busca de la supervivencia y también utiliza a la conciencia para su autoconservación, pero, a diferencia de otros organismos el ser humano no puede satisfacerse con el simple hecho de no morir, sino que busca siempre trascender, es decir, buscar un sentido a su existencia, un sentido que va más allá de nacer, crecer, comer, reproducirse, excretar, etc. Efectivamente, dado que el ser humano busca siempre dar un sentido a su existencia, es indispensable una conciencia más compleja que la anterior. Requiere de una conciencia que antes de dar cuenta de sí mismo dé cuenta de los demás y evidentemente de su entorno, porque definitivamente el ser humano sólo puede ser conciente de sí mismo a partir de distinguirse de los demás, esta es la conciencia del sí mismo. Sólo un ser humano puede ser conciente a un nivel superior, nadie, ni nada más puede saber qué se es y cómo se es, cuestionarse y darse cuenta de por qué, cómo, cuándo y para qué. Hay que señalar que como fenómeno psíquico la conciencia es, un simple reflejo de la realidad en la mente, por lo tanto la conciencia implica el conocimiento de la realidad.
Es muy probable que el lector conozca diversos usos del concepto ?conciencia?, hay incluso quien para realizar una taxonomía de conciencias escribe ?conciencia? y ?consciencia? destacando la diferencia entre una conciencia fisiológica y una conciencia ?espiritual?. La conciencia, como ya se dijo antes, es el reflejo de la realidad en la mente, de tal suerte que la diferencia en conciencias debería ser el nivel de conocimiento de esa realidad y no distintos tipos de reflejos de la misma realidad.
Dentro de estos niveles de conocimiento de la realidad es indispensable hacer mención, aunque sea sólo someramente, del nivel más básico de conciencia humana, y corresponde a aquél que da cuenta de sí mismo y de su entorno. Así pues, tendremos varios estados de conciencia básica:
Conciencia Fisiológica: Toda conciencia es resultado de una conexión neuronal, dicha conexión se produce en lo que conocemos como tallo cerebral o cerebro medio. Si las neuronas de esta zona, llamadas sistema reticular activador ascendente, están conectadas el sujeto está conciente. Evidentemente, toda conciencia es oscilante, es decir, no siempre está al mismo nivel y normalmente tiene un ciclo compuesto en dos etapas: sueño y vigilia. No obstante, es menester señalar que aún en el estado de vigilia hay distintos niveles.
Obnubilación: El sujeto se siente confundido y aunque responde bien, es torpe y lento.
Confusión: El sujeto se muestra más desorientado y desconoce a personas que le son cercanas, se angustia porque tiene cierta ?conciencia? de que algo le está pasando. Puede ser producto de la ingesta de sustancias.
Letargo: El sujeto está dormido, pero se puede despertar, aunque cuando lo hace está muy desorganizado. El sueño de este sujeto no es normal, sus respuestas son inadecuadas, pero tiene reflejos. No puede mantenerse despierto.
Estupor: El sujeto responde muy desorganizadamente a estímulos y sus respuestas son muy leves.
Coma: En este estado no hay ningún tipo de respuesta y hay dos niveles, por un lado coma superficial, en la que se preservan algunas de las funciones cerebrales y es posible despertar; por otro lado está el coma profundo que implica muerte cerebral y por lo tanto no hay posibilidad de despertar.
Ahora bien, una vez que el ser humano tiene asegurado el nivel más básico de conciencia comienza a reconocer su medio tanto físico como sociocultural. Un sujeto que está absolutamente aislado de cualquier medio no podrá más que alcanzar el nivel más básico de conciencia humano, porque como ya se infirió brevemente antes, un individuo sólo es conciente de sí mismo mediante sus interacciones con los otros y con su medio. Este podría ser un segundo nivel de conciencia y como se ha señalado tiene que ver con el roce que el individuo tiene con el medio, ahora bien, en este sentido hay dos modalidades, pues por una parte un sujeto concientiza un medio físico con el simple hecho de tocar una naranja, pues de ahí surgirá el concepto de circunferencia que posteriormente le permitirá interactuar con los objetos y manipularlos; por el otro lado un medio social que transmitiendo de generación en generación conocimientos, experiencias e instrumentos simbólicos puede conocer y comprender una realidad social. Este nivel de conciencia permite al individuo interactuar con su medio, nutrirse de él y al mismo tiempo aportarle cosas. Al comprender una realidad social se adquiere la conciencia social y el individuo no sólo sabe quien es sino que toma un rol, el cual adopta espontáneamente al igual que sus percepciones sobre el medio, las cuales son acríticas y no son auténticas porque no parten de una valoración del sujeto, sino de un transmisor externo.
El siguiente nivel, el tercero, es el de la conciencia social crítica. Este nivel de conciencia se refiere a las concepciones sobre la vida, la sociedad y la historia formadas por el razonamiento y la reflexión del sujeto, que cuestiona su propia vida en términos de su historia personal, su desarrollo familiar y su ambiente social. Implica el estudio y la comprensión del propio contexto histórico y el paso del individualismo al de solidaridad social. La conciencia social crítica es cualitativamente superior a la simple conciencia social porque esta última implica ideas y concepciones que se tienen sobre la realidad social sin reflexionar sobre ella, es casi como un simple conocimiento declarativo.
Hasta ahora se ha desarrollado una conciencia que resultaría relativamente sencillo evaluar, sin embargo nos falta un cuarto nivel de conciencia, el cual tiene una dualidad tal cual la tiene la noche con el día.
Este otro nivel tiene que ver con conocer que la experiencia humana está siempre presente en dos planos diferentes y distintos en lógica y funcionamiento: el plano de los acontecimientos reales y el plano de sus esquematizaciones internas. Éstas esquematizaciones internas tienes dos modalidades, que al final terminan siendo sinónimos. Por un lado están las mociones internas, representadas por deseos, fantasías y un libreto sobre nuestras interpretaciones de los acontecimientos y sobre patrones de vida; por otro lado están las esquematizaciones cognitivas internas que están representadas por ideas, pensamientos y estrategias de pensamiento. Ambas terminan siendo lo mismo porque no existe ningún sentimiento sin una imagen, de tal suerte que un deseo tiene nombre, por ejemplo hambre y también tiene un satisfactor: comida; así mismo una fantasía es producida por pensamientos, por ejemplo una fantasía incestuosa (en términos psicoanalíticos) es generada en la cognición por pensamientos inconcientes.
Estos procesos, descritos muy escuetamente, determinan el proceder del ser humano, así como su forma de percibir e interferir en la realidad y la peculiaridad está en conocer cómo funcionan estos procesos.
Obviamente muchos de estos procesos escapan de la percepción del sujeto. Estos procesos son reales, no obstante el individuo no puede llegar a conocer esta parte de la realidad, incluso existen muchos mecanismos o bloqueos que resultan en determinadas circunstancias más económicos para evitar que se llegue a conocer esa parte de la realidad. Pero ¿por qué un ente cuyo instinto epistemofílico que está ampliamente desarrollado, hace uso de mecanismos para evadir la realidad y su conocimiento? La respuesta es sencilla: para evitar el dolor. Antes se dijo que la conciencia es conocimiento de la realidad, pues bien, conocer también implica dolor psíquico. Sin embargo habitualmente todos estos mecanismos puestos en marcha para desconocer la realidad son soluciones falsas porque no satisfacen por completo al doliente, no son respuestas acertadas.
Así tenemos, por ejemplo, que un individuo vive su vida evadiendo sus responsabilidades y culpando a los demás, desembocando en dificultad para establecer buenas relaciones con sus semejantes. Probablemente este sujeto ni siquiera se da cuenta de que éste es su proceder y busque medios para negarlo, pero quizá llegue al punto en el cual reconozca que necesita ayuda y este sería el primer paso para estimular su capacidad de insight, y posteriormente se de cuenta de su proceder y conozca también los motivos internos que determinan sus acciones.
Así pues, el camino a la conciencia es largo y pasa por distintos niveles de conocimiento de la realidad, no obstante el trabajar para obtener un nivel de conciencia que permita vivir y sentir la realidad aquí y ahora es indispensable para desarrollarnos plenamente como individuos.
Bibliografía
Apuntes, Análisis, Discusiones y Exposiciones de las clases del Doctorado en Filosofía Gestalt de la Universidad Gestalt de América
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