lunes, 10 de enero de 2011

Las “competencias”: El caballo de batalla del neoliberalismo para la implantación de un modelo didáctico eficientista neo-tecnológico


Ante la acometida neoliberal contra la enseñanza pública, que va detrás de convertirla en una mercancía más, privatizandola y subordinandola (sea pública o no) al servicio del “mercado” muchos profesores tienden a embellecer la situación educativa del pasado, olvidando que entonces solo estudiaba una minoría, y que el objetivo del sistema educativo -como ahora- era reproducir y justificar la estratificación social existente.

Era una enseñanza fuertemente academicista, en la que progresaban sobre todo los estudiantes de clase media y algunos hijos de trabajadores, con lo que estos -los más capaces- quedaban integrados en el sistema y este quedaba justificado socialmente.

Pero ese modelo educativo, que hizo su papel en su momento, ya no se adapta al dinamismo y necesidades del mercado actual, y el gran capital está empeñado en una profunda reforma eficientista del sistema educativo, en el que está introduciendo un modelo didáctico neo-tecnológico en que ha sustituido los casposos objetivos por las modernas competencias. Esta estrategia es muy importante y con el tiempo lo será más.

El gran capital en su obsesión de maximizar los beneficios está atacando a la escuela pública en dos frentes, por una parte privatizándola y convirtiendo la educación en una mercancía más y por otra transformándola para adaptarla mejor a las necesidades del mercado. En este proceso eficientista está echando mano de lo último de la investigación educativa, por lo que para los no avisados, puede dar la impresión de que se trata de mejorar la educación frente a la caduca concepción tradicional de esta.

Es preocupante que haya ciertos profesores progresistas que, críticos con el modelo eficientista y competitivo que se trata de imponer, y dada la conflictividad que reina en las aulas, se acojan a prácticas pedagógicas autoritarias, contradictorias con la idea de una educación emancipadora.
También lo es que otro grupo de profesores progresistas, hartos del academicismo sin sentido del modelo didáctico tradicional (el hegemónico hasta el momento en las aulas, y el que criticamos en nuestro manifiesto “No es Verdad”), asuman de modo acrítico el modelo neo-tecnológico que trata de imponer la administración educativa sirviendo a los intereses del “mercado”.

Hace unos años el profesor Gimeno Sacristan escribió una interesante crítica al modelo didáctico tecnológico que promovía el gran capital en su momento y que tituló: “La pedagogía por objetivos, una obsesión por la eficiencia”. Si en ese titulo sustituimos objetivos por competencias, nos presenta el panorama en el que hoy nos encontramos y al que debemos enfrentarnos: “La pedagogía por competencias, una obsesión por la eficiencia”.

Realmente todos los profesores y profesoras se proponen objetivos para orientar su actividad, y pretenden que sus alumnos y alumnas desarrollen determinadas competencias, pero en manos del gran capital la bandera de las competencias es muy peligrosa, a diferencia de los objetivos, estas son medibles, y por lo tanto son susceptibles de control y evaluación. Ante este escenario debemos preguntarnos ¿Qué competencias? ¿Al servicio de que? ¿Sólo competencias?...
Urge discutir toda esta problemática para hacer frente, tanto a unas practicas del pasado, pero aún hegemónicas, como a una perspectiva de futuro, aparentemente progresista, pero que no es la nuestra, ni está al servicio de la mayoría de la gente, sino al servicio de los intereses del gran capital.

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